
Fotógrafo, aventurero y viajero en moto, Otolito Aventura esconde detrás a Salvador Gómez, curioso de profesión y explorador de lugares nada turísticos y apartados de las rutas comerciales.
La moto me ofrece la libertad de entrar en los sitios menos accesibles, así como el contacto directo con los elementos, unas veces más agradables y otras menos, pero ambas forman parte de la vida del «aventurero motero», siempre buscando las peculiaridades de las culturas y lugares que se cruzan en mi camino, así como la gastronomía más típica y desconocida del mundo.
La última frontera de la libertad es la vida subido en una moto, evocando los antiguos viajeros que descubrían el mundo subidos a lomos de sus caballos o jorobas de sus dromedarios, más aún cuando sobre tus dos ruedas te pierdes por los parajes más recónditos del mundo, investigando viejos lugares arqueológicos, templos o tumbas de diferentes culturas, así como el trato más cercano y directo de las personas que conoces en las aventuras en moto.
Aventura en moto que se traduce en aventura del conocimiento social y la implicación en las culturas de los lugares que visito, siendo esto último en sí la aventura del entendimiento de las diferencias que enriquecen nuestro mundo y hacen que seamos más tolerantes con la disparidad que nos hacen únicos.
Viajad y viajad, mejor si es en moto por lo cerca que se está de todo y de todos, cercanía que se traduce en mejores vivencias y relatos que contar y vivir. Si el «conocimiento nos hace libres», el viajar nos hace tolerantes con lo diferente, apreciando mejor lo esencial de la vida.
En definitiva, sensaciones para el «alma», el cuerpo y los recuerdos que se implantan en nuestra memoria, «fotografías» que se captan con la retina de nuestros ojos y se implantan en nuestros recuerdos.
NUNCA DEJARÉ DE VIAJAR.